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30 de enero de 2014

Reflexiones de una amante mamá primeriza


Nunca me atrajeron los niños pequeños, quizá porque siempre fui la hermana y prima mayor, y ya fui un poco responsable y madrecita de todos ellos. Esa obligación ya me venía dada incluso por mi propia forma de ser, demasiado mayor en mi fuero interior, aunque niña en realidad.

No fue hasta mis años en la universidad que me dí cuenta de que el instinto maternal iba aflorando en mí, robar sonrisas a los bebés era mi especialidad. Podía notar como mi mente y mi cuerpo me pedían ser mamá. Es increíble como nuestro cuerpo avisa de la etapa de la vida para la cual ya está 
preparado.





No sería hasta muchos años después que mi deseo se haría realidad...supe esperar y la paciencia me premió. El día que supe que sería madre fue el más feliz de mi vida... una explosión de felicidad interior, un cúmulo de emociones que ni sabía que podía experimentar, anhelos y deseos cumplidos por fin....

Tener un hijo te otorga más vida, no te la quita. Te hace madurar y maravillarte ante la naturaleza del ser humano.Ya no sientes miedo, no puedes permitírtelo, te sientes tan segura que crees que puedes con todo, debes poder con todo.






Cuando me quedé embarazada decidí escribir a mi bebé, sí, a pesar de que no había nacido aún...escribía un diario de mi embarazo, eran cartas dirigidas al principio a un ser sin sexo, después a Él. Temía que la memoria traicionera me pudiera hacer olvidar cualquier momento importante...decidir su nombre, su primer aleteo en mi vientre, escuchar su latido...me gustaba describir y detallar cada momento, señalarlo en una fecha concreta, ilustrarlo...

Le cantaba, le acariciaba...fui muy feliz aquellos nueve meses. El momento del nacimiento fue muy emotivo, nada traumático, ni siquiera me di cuenta de que estaba de parto y pese a ser primeriza, fue todo muy rápido.





La lactancia duró diez meses, hasta que volví al trabajo...compré tiempo para disfrutar un poco más de los primeros meses de mi bebé. Lo recomendaría totalmente pero en este país, en vez de fomentar la maternidad y sus derechos, mimar a las madres y potenciar los nacimientos, no dejar que la población siga envejeciendo más y más...se hace todo lo contrario. No se dan cuenta de que ellos también estuvieron una vez en el vientre de una mujer...





Un hijo es la experiencia más maravillosa que una mujer pueda experimentar, al menos a mi parecer. Estoy orgullosa y alegre de ser mujer, no lo cambiaría por nada pese a que nosotras lo tenemos todo mucho más difícil, y debemos ser superwomans en muchas ocasiones. Rectifico: Debemos ser superwomans todos los días.

A veces se escapa una lágrima, o dos, dándote cuenta de que el tiempo pasa tan rápido...quisieras disfrutar de cada etapa de la maternidad una y otra vez...pero no puedes. Evidentemente hay enfermedades, horas de médicos y hospitales, golpes en la guarde o en casa, pero aún así Exprimes al máximo cada minuto e intentas retener imágenes y vivencias que sabes que no volverán.

No todo es maravilloso, no todo es un camino de rosas...hay niños muy enfermos, como la pequeña Idaira; o pequeños como Juan y Manuel, que no tienen para tomar un vaso de leche y que ahorran céntimo a céntimo para poder pagar el euro y medio que cuesta quedarse en el comedor del cole. Hay niños a los que se excluye por ser diferentes o por no formar parte de una familia convencional.





Es en los momentos menos buenos cuando te das cuenta que por un hijo lo haces todo...te guardas las lágrimas en un bolsillo y te obligas a salir adelante por él...porque una sonrisa suya, esa que da luz a toda la casa, o esa mirada que dice "te quiero mamá" sin palabras, ese beso que es tan solo un leve roce...eso, calma el mayor de tus fuegos interiores y es el mejor pegamento para encajar de nuevo los pedacitos rotos de tu alma.

Estos primeros años serán los mejores, después, cuando los hijos ya no dependan de nosotros, se irán y formarán sus propias familias pero yo les haré saber a los míos que fuimos uno durante nueve meses y que seguiremos siendo uno por el resto de nuestras vidas.


GRACIAS MI AMOR.



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